Artesanía agrícola: el “Mercado Eco-Arte-Sano” reivindica en Rute que otra forma de comercio es posible

La arboleda del Parque Nuestra Señora del Carmen  fue el marco incomparable para pasear entre los puestos de este original  mercado

La arboleda del Parque Nuestra Señora del Carmen fue el marco incomparable para pasear entre los puestos de este original mercado

Frente a la uniformidad de un mercado globalizado, aún queda hueco para lo genuino y único. Frente al producto clónico fabricado en serie, existe una alternativa en la elaboración artesanal y manual. Frente al latifundio libre de bacterias e insectos contaminantes, hay huertas que se labran libres de otras contaminaciones, las de los plaguicidas y los intermediarios. Y frente al pensamiento único de las grandes superficies, las palabras y los precios fluyen y regatean en el diálogo del pequeño comercio local. Con un lema añadido: nada de esto es necesariamente más caro. A grandes rasgos, esas cuatro premisas compendian la filosofía del “Mercado Eco-Arte-Sano” que se ha celebrado en Rute. Se habilitó en la tarde del primer sábado de junio en un marco además incomparable. Se eligió lo más parecido a un entorno natural: el Parque Nuestra Señora del Carmen, entre dos rincones emblemáticos, la pecera y el teatro al aire libre “Alcalde Pedro Flores”.

En plena arboleda, por los pasillos que cruzan los jardines del parque, se hallaban distribuidos una quincena de puestos que mostraban la artesanía y agricultura ecológica de la comarca. Cuando se habla de una iniciativa tan original, no es anecdótico mencionar el contexto en que realiza. El espacio verde suavizó (y no poco) las altas temperaturas de estas fechas. Y para completar este menú singular, no faltó el principal ingrediente: el público. Los asistentes demostraron que el comercio de proximidad, la artesanía manual o la agricultura ecológica no son conceptos utópicos o quiméricos. Tal vez la gente desea contar con estos productos más de lo que se cree. Tal vez sólo sea cuestión de echarle voluntad y ponerlos al alcance de sus manos y sus bolsillos.

Justo eso último es lo que llevan un tiempo tratando de hacer Subbética Ecológica y Subbética Artesana, las dos asociaciones que hay detrás de la idea. Los productos de ambas se han podido conocer y adquirir en este mercado que reeditaba dos de similares características que se pusieron en marcha el año pasado en Cabra y Lucena. A su vez, con el de Rute se pretende abrir un itinerario que recorra el resto de la comarca. Para completar el atractivo, habían programado una serie de talleres para los más pequeños, aunque siempre relacionados con estas dos temáticas. Así, hubo uno de estampación con verduras para fabricar sellos y elaborar con ellos un mural. Pero los productos ecológicos no se limitaban a las verduras. También había, por ejemplo, pan o aceite.

Ambas asociaciones cuentan con presencia ruteña. Subbética Artesana se fraguó en el seno de la Mancomunidad. Después de estar a punto de disolverse, se revitalizó hace un par de años con algunos integrantes originales y otros nuevos. Justo entonces echaba a andar Artesanía Creativos, la empresa artesana constituida por Jorge Madueño y Laura Torres. Por su parte, Subbética Ecológica se gestó en Cabra y cuenta con trescientos cincuenta socios, de los que treinta son productores, entre ellos Perfecto Rodríguez. Sus productos se pueden adquirir a través de internet o con las llamadas “cestas ecológicas”. Son lotes variados que se venden de forma directa, sin intermediarios.

Para Madueño y Rodríguez, los dos colectivos tienen varios nexos en común. Apuestan por el producto de elaboración manual y artesanal frente al industrial en serie. Según el artesano, un producto único no tiene que ser sinónimo de caro. Lo que defiende es un precio honesto, asegurando que se puede vivir con su venta. Un paralelismo similar establece el agricultor. La variedad ecológica puede ser tan amplia como lo permitan las características del clima y el terreno donde se cultiva. Pero además, implica que en su elaboración no han intervenido ningún tipo de plaguicidas. El resultado puede ser menos vistoso, pero sin duda estamos ante unos alimentos más sanos. Definitivamente, otra forma de comercio y de consumo es posible. En Rute se ha demostrado.

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