Ángeles Mora vuelve a Rute para dar muestra de su compromiso social a través de la poesía

  • La cita formaba parte del ciclo “La montaña mágica”, una serie de encuentros literarios promovidos por la Diputación de Córdoba

Tras el encuentro, hubo un turno de firmas de libros para el público

Encuentros literarios La montaña mágica, con Ángeles Mora

La vuelta de Ángeles Mora a Rute no ha sido una visita más a su pueblo natal. Era la primera vez que lo hacía tras ser nombrada Hija Predilecta de la Villa. Vino a hablar de lo que más le gusta, de poesía, y de una mirada comprometida que nunca ha negado al mundo. Estuvo acompañada por otro poeta cordobés, Francisco Gálvez, y la gaditana Ana Rossetti. Los tres participaron en el Edificio Alcalde Leoncio Rodríguez en este encuentro literario del ciclo “La montaña mágica”. Comprende dieciocho eventos en otros tantos municipios cordobeses. Los dos últimos han sido los de Rute y Peñarroya.

Con esta idea, el área de Cultura de la Diputación ha buscado crear espacios para hablar de literatura y además animar a consumirla. Más que un recital o una mesa redonda al uso, el encuentro fue un diálogo con el público. De presentarlo se encargó la concejala de Cultura, Ana Lazo, mientras que el también poeta cordobés Raúl Alonso dio paso a las sucesivas intervenciones. Según dijo, a los tres autores la poesía les ha servido “para manifestar su idea de estar en el mundo”. Ahondando en la filosofía de estos encuentros, y ya que se había repartido una selección de los tres poetas, matizó que no son lecturas al uso: la poesía ya está publicada, “pero el testimonio vital no”.

Francisco Gálvez recordó que su compromiso había comenzado con “Los soldados”. Se había vivido la etapa de poesía social, pero no cree que ese poemario suyo se ciña a esa línea, sino que tiene un tono más lírico y pacifista. Por su parte, Ana Rossetti leyó poemas que denuncian el tráfico de personas, la situación de los refugiados o la pena de muerte. De Ángeles Mora, Raúl Alonso destacó “la verdad de su poesía”. La ruteña tiene “un gran sentido de lo esencial”. Su forma de estar en el mundo “es discreta, pero donde está se sabe que está”. La autora confirmó con los poemas seleccionados su compromiso con el mundo en que vive, “manifiestamente mejorable”. De ahí que haya huido de la educación tradicional en que se formó o de la sublimación fácil de la mujer.

Las reflexiones y lecturas no fueron más que la antesala de un diálogo abierto con el público. Auditorio y poetas abordaron cuestiones ligadas al género, como las fuentes creativas que van del amor al compromiso, o las influencias, que van más allá de lo que uno escribe, en palabras de las dos autoras. Gálvez añadió que esas influencias, como el compromiso, varían con el tiempo, aunque haya una línea fija. Otro tanto se dijo de la condición de poeta. Para la autora ruteña, puede haber “una inclinación” previa, pero luego hay que aprender a escribir poesía “y se aprende leyendo mucho”.

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